viernes, 2 de diciembre de 2016

Un abuelo rojo y otro abuelo facha

   Dios me libre de meterme ahora a crítico literario, y más sin tener ni idea, no se trata de eso, pero este libro creo que merece un pequeño comentario.
    Me propuse leer el libro sin antes leer críticas publicadas, entrevistas al autor y todas esas cosas que, tal y como decía P. Carmona Pastrana en “Formas de enfrentarte a la lectura de un buen libro”, se deben evitar. Al concluir había descubierto que la mitad del libro era una autobiografía y la otra mitad era realmente un compendio de artículos del autor, la mayoría publicados en El Confidencial, y decidí que debía contaros mi descubrimiento en primicia. No sé si esto es acertado, si dentro de unos años el lector entenderá o hilará los mismos. Antes de hacerlo, casualmente, fui a parar a una entrevista al autor donde explicaba la estructura del libro y ya lo había contado todo él, así que decidí abrazar la táctica contraria y leer, antes de escribir, todo lo que encontrara por la web. 
   Barajé hacer un comentario personal sobre la obra, su porqué, la sorprendente acción de escribir una autobiografía con 30 años, enlazarla a sus artículos de opinión ya publicados, y que todo ello tuviera interés y fuera el resultado del enriquecimiento que supone haber crecido con "un abuelo rojo y otro abuelo facha". También estaba hecho, la segunda en la frente, así que dejé pasar los días y escribir lo que ha quedado del libro en mí, lo que le tengo que agradecer a mi joven paisano.
   Juan Soto Ivars, quien, por cierto, pasó parte de su infancia en Alcantarilla, demuestra en esta obra que lo importante no son los años de la vida, sino la vida de los años (esta frase es mía, lo que ocurre es que Abraham Lincoln la escribió antes que yo). Hay otra forma de afrontar la vida aparte del camino de los prejuicios y las etiquetas, y nuestro autor ha decidido ponerla en práctica en su libro y en su trabajo como columnista de opinión. Es de los pocos que, en ocasiones, pueden hacer que te replantees ciertas opiniones o que te des cuenta de que, por más que te empeñes en el prisma del blanco o negro, hay una innegable escala de grises que facilita la convivencia. No obstante, si bien es cierto que dispara a izquierdas y derechas según crea que merecen, no es menos cierto que a unos suele disparar con munición Gamo 4,5 mm y a otros con 5,56 NATO, y lo entiendo porque a mí me pasa exactamente igual pero justamente al contrario. No obstante, el mérito de encararse a pecho descubierto contra cierto “buenismo”, la moderna progresía del postureo y lo absurdo de la dictadura de lo políticamente correcto, es innegable; y por ello tiene a gala que los “rojos” le llamen facha y los “fachas” le llamen rojo. 
   Hacía tiempo que no me divertía tanto leyendo un ensayo, aun no estando de acuerdo con algunas de las partes. Haced una prueba: coged el libro e intentad leer solamente las dos primeras páginas. Es imposible. 
   Decía Holden Caulfield que había leído muchos libros, pero los que realmente le gustaban son “esos que cuando acabas de leerlos piensas que ojalá el autor fuera muy amigo tuyo para poder llamarle por teléfono cuando quisieras. No hay muchos libros de esos”. Bien, pues este es uno de esos.

domingo, 20 de noviembre de 2016

Dais mucha pena. Mucha. Además de asco y risa.



     19/11/2016. Sábado.
     
     Ha llegado a mis manos el último trabajo de Juan Soto Ivars, "Un abuelo rojo y otro abuelo facha. Manifiesto contra el mito de las dos Españas", así que la tarde se presentaba, por fortuna, de manta, sillón y buena lectura.

     Elegido el plato principal, como postre estoy releyendo 1984, de G. Orwell, que viene muy bien en estos tiempos de vendedores de motos y milagros. El menú estaba completo hasta la hora de la cena.

     La tarde pasa indefectiblemente rápido. A las 20:40 vuelve a casa la familia, por lo que abandono mi pequeño Yuste y vuelvo a la realidad. El niño está jugando en el salón y allí me dirijo mientras consulto las noticias en ese smartphone que olvidé durante siete días hace unos meses... "Miles de familias viven sin suministro eléctrico" (la primera en la frente): "Cocinar con alcohol en una lata y tirar de la ducha portátil: así es vivir sin electricidad". Indignado, me dispongo a lamentar la situación, cuando observo el paquete de Lucky Strike en la mesa y el pitillo en la boca del inquilino. - Hombre, eso cuesta unos 150 euros mensuales... Casi el doble de mi factura de luz... (pensé). Mala portada de noticia han elegido.

     ¡Tick-Tick!, anuncia mi smartphone. El mensaje es de un compañero de trabajo: - Te toca currar en Nochevieja. Echamos unas risas y, después de varios emoticonos (yo más serio que la Guardia Real Británica) dejo el teléfono en la mesa y pienso: - Al menos me toca currar.

     Durante la cena, un programa de actualidad incide sobre el sentimiento de desprotección de la gente, personas que temen despertar y que hayan cortado la luz de casa, una deuda pública rampante, un fondo de pensiones que agoniza... y mi mujer que me observa desde el otro lado, cambia el canal. - Por hoy es bastante, que es sábado, dice.

     La película elegida es "Maléfica". En el sofá, el niño ya está buscando cobijo en mi regazo. Me encanta ese momento de la noche. Las malas noticias del día se ven con otros ojos cuando miras la... ¡Tick-Tick! - ¡Tick-Tick! - ¡Tick-Tick!. Whatsapp me reclama con urgencia. Deslizo el dedo por la pantalla y leo: 

                   "Dais mucha pena. 
                     Mucha. 
                     Además de asco y risa."

    - ¿Perdona? Y la conversación continuó sin satisfacer mi esperanza de que se tratara de un error, de que el amigo hubiera errado el destinatario. La razón de esta dedicatoria no era algún comentario mío en alguna noticia importante, ni lo era algún artículo de este medio que pudiera resultar ofensivo por la importancia del contenido. No. 
     Resulta que estaba en curso (o había terminado) un partido de fútbol, el amigo había ganado y yo había perdido (o algo así) y yo era un completo ignorante al respecto. "Hemos ganado", que viene a ser "Hemos fornicado" tras ver una película X, por lo que "dais pena, risa y asco". Impresionante.

De este modo se aliñó la crónica de mi sábado, con más experiencias y menos estupidez. Y con esa segunda persona del plural del verbo dar a latigazos en mi mente con lo que queda de esperanza en nuestra especie.


martes, 1 de noviembre de 2016

Izquierda y Cultura



     Se da por hecho que cualquier poeta, músico o actor que se precie está dotado de una sensibilidad especial que le obliga moral e intelectualmente a militar en la izquierda, y si es en su nueva evolución, "la gente", mejor que mejor.

     Ser un gente dota al artista, cual martillo de Thor, de una capacidad sobrehumana que lo habilita para emitir doctos juicios de política, historia, sociedad, suciedad y hasta economía (el neoculto de otro artículo). Ser un gente autoriza al ejercicio en exclusiva de la libertad de expresión, a hablar de democracia mientras se silencia al resto, o a insultar mientras se exige respeto. Ser de la izquierda de la gente es, en definitiva, el copón.

     ¿Qué es, entonces, ser culto? Una persona culta es una persona dotada de las cualidades que provienen de la cultura o instrucción. Y ¿qué es la cultura? La cultura es el conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico. (RAE)

     ¿Es, entonces, la izquierda nivel "gente" el paladín de la cultura? Evidentemente no. La izquierda abandera lo que Pérez Reverte llama "cultura de diseño", el arte, en todo caso, pero en ningún modo el conocimiento necesario para emitir un juicio crítico, cabal. Así, alaban las políticas sociales de países nórdicos pero atacan y demonizan (muy artísticamente, eso sí, las políticas económicas que las hacen posibles. En este sentido, el último mantra de los gente, por ejemplo, son las políticas de Salvador Allende. Un experto analizaría la validez de las mismas estudiando los datos objetivos, y comenzaría su discurso con que este señor, tras nacionalizar la producción y la minería, subir los salarios a base de imprimir billetes, en solo 3 años consiguió que:
        * la inflación ascendiera un 606%
        * los salarios reales bajaran un 38,6%
        * el déficit subiera al 25% del PGB
        * la deuda externa sumara 253.000.000 de dólares
... Y en el segundo dato analizado ya estaría aburridísimo el 50% del personal y durmiendo el 25. (Típico problema del discurso liberal)

     Bien, conocer estos datos, los resultados, y opinar en consecuencia sería un ejemplo de pensamiento culto. La cultura de los gente, por contra, elimina la parte aburrida del asunto, hace un cartel con la cara de un abuelete afable, entrañable, y compone una canción preciosa a la par que fuerte que zarandea la conciencia social del más liberal ("El pueblo unido jamás será vencido"). Después de esto poco importa ya que Allende fuera un completo desastre, si no les votas no tienes corazón. 

     Hace unos meses le dije a un gente que la diferencia entre un liberal y ellos radica en que el liberal, cuando necesita un poeta busca a un poeta, cuando necesita un cantautor busca a un cantautor, cuando necesita un economista busca a un economista, y cuando necesita un mecánico busca a un mecánico; en cambio cuando los gente necesitan un artista buscan a un artista, cuando necesitan un economista buscan a un artista, y cuando necesitan un político buscan a un artista. Por eso no se extinguen, pero por eso mismo también siempre, siempre fracasan.
     

sábado, 29 de octubre de 2016

Del suicidio y sus muertes


    Si tuviera que buscar un parecido literario lo encontraría en Los tres mosqueteros. 
Amigos desde que teníamos uso de razón, en esta adaptación yo hubiera sido Porthos, el más ordinario de los tres; Athos, el otro del trío que aún puede leer esto, la personificación de la nobleza; y él… él hubiera sido Aramis.

    Mi teléfono sonó sobre las doce horas. Al otro lado, el Athos de aquel trío me anunciaba con voz entrecortada: “(…) esta mañana (…) nos ha dejado”. Mi madre, que estaba a mi lado y había escuchado la conversación, me miró compasiva, en silencio, consciente de que mi áspero carácter se hubiera venido abajo ante cualquier palabra. Nunca más seríamos tres.

    Es curioso cómo el uso de la lírica ha llegado a conseguir que algo como el suicidio pueda llegar a apreciarse desde una perspectiva romántica, hasta heroica en algún que otro caso, en tanto pueda ser el resultado de una elección libre y personal. No era el caso de nuestro amigo, que aquella mañana oscura de Navidad no pudo esquivar el puñal de la esquizofrenia, pero sí ha sido el caso de muchos otros que no han sabido encontrar otra salida en la irremediable negociación que cada ser humano ha de hacer con el mundo y su permanente hostilidad, en la constante lucha vital entre nuestra sensibilidad y los ataques de la vida.

    No es mi propósito, por tanto, juzgar al suicida (ojalá no hiciera falta que aclarase esto), pero sí lo es intentar aportar un argumento a tener en cuenta en esa negociación, en esa lucha en quienes tienen capacidad de decisión: la realidad de quienes dejan aquí, las vidas que mueren con él.

    Y es que todos vivimos en nosotros mismos, en el mundo y en cada una de las personas que nos rodean, y una importante parte de mí murió con él aquella mañana. 
No ha vuelto a haber una Navidad del todo feliz. La guitarra con que aprendimos juntos siempre me recuerda lo que fue y lo que nunca será. Todas las calles entre mi casa, el colegio y el instituto llevan ahora su nombre, y no acierto a distinguir entre los momentos felices que compartimos y el dolor. No nacerán niños que tengan su cara. No verá la luz ni nos iluminará el libro que quería escribir. Sus padres no podrán borrar nunca esas ojeras, y a nosotros siempre nos quedará el tormento de la duda, ese “debí haber estado”. 
No es cierto, doy fe, eso de que “el tiempo todas las batallas vence”; el dolor profundo de la pérdida contamina al fin, sin remedio, todo.

    Más tarde, en la Facultad, me tocó estudiar el suicidio desde el punto de vista académico, aunque la definición más acertada del mismo (con todos mis respetos a Durkheim) la encontré en una conversación con un compañero de trabajo, quien me dijo: “El que se mata de forma consciente no puede saber realmente lo que hace, aunque lo crea. Es una auténtica pena, porque es como cuando cometes un error, pero sin tener la oportunidad de arrepentirte”.

    Si algo puede haber de crítica en este artículo va dirigida al comportamiento de muchos de los que nos quedamos aquí. Creo que se engaña todo aquel que trata de levantar un halo de misterio, de leyenda o de romanticismo del drama del acto suicida. Alfonsina no se fue al mar a buscar poemas nuevos, ni la llevarán cinco sirenitas por caminos de algas y coral. No es lo mejor de la persona, sus virtudes, lo que le empuja a elegir la muerte, sino sus miserias más profundas. El suicidio es el triunfo bien de la enfermedad y la desgracia, o bien de lo peor de nosotros mismos. Que nadie se engañe, lo mejor de nosotros se queda en la vida.

sábado, 6 de agosto de 2016

"La villanía es perdonable, la ingratitud nunca"


    "Santiago de la Ribera en mil pasos", rezaba el titular. Se trataba de una visita guiada por la citada pedanía, ofertada por los servicios municipales de turismo. El guía, un historiador local de esos que todo pueblo que se precie de historia reseñable, la tenga o no, tiene. Normalito: ni flaco ni gordo en exceso, ni alto ni bajo en exceso, ni guapo ni feo en exceso, y, lo más importante, ni tonto ni listo en exceso.

    Sin entrar a detallar los antecedentes históricos de la zona, quedémonos con que con el matrimonio Barnuevo-Sandoval empezó todo. Ellos, entre finales del S. XIX y principios del XX, establecieron su residencia en estos sus terrenos, ideando un asentamiento racional y no masificado orientado a convertirse en lugar de veraneo para la alta alcurnia murciana, sin dejar de lado por ello a la clase obrera. Para ello, dieron grandes facilidades a la aristocracia regional al mismo tiempo que construyeron las casas de todos sus empleados, quienes las habitaban en propiedad a cambio de ofrecer, si fuera necesario, un vaso de agua y asiento en la puerta a doña Teresa Sandoval.




    Entre idas y venidas por las gestas del matrimonio, nuestro buen historiador calificaba el comportamiento de Barnuevo con sus obreros como "del más puro estilo al socialismo utópico"(sic), repasando, a lo largo del recorrido, las curiosidades, propiedades y bondades de los fundadores, en esa necesidad vírica que tiene todo cronista local de elevar a los cielos la, en ocasiones sencilla, historiografía de la zona.

   


    En un punto del recorrido llegamos a la Casa-Hotel de los Barnuevo-Sandoval. El matrimonio la construyó, según nuestro guía, como residencia de verano, y, en tanto nos detallaba la arquitectura de la construcción, el jardín, la iglesia contigua (actualmente Parroquia de la pedanía y también cedida al pueblo por la familia), llegó el momento clave de la tarde. Los actuales propietarios, herederos de la familia, habían limpiado su jardín, estaban en ese momento restaurando el interior de su casa y, al parecer, tienen pensado abrir una especie de escuela de vela antigua con sede en la planta baja de esta su propiedad. Aquí, nuestro guía toma aire, y acomodándose las gafas con un leve toque, levanta la cabeza, arquea las cejas y sentencia: "esta propiedad, lo que se tenía que haber hecho hace tiempo es expropiarla"(sic), y continuó su guión sin más, totalmente convencido de que el mejor tributo que a la familia Barnuevo-Sandoval podía rendir su pueblo es robarles su propiedad. Era el justo pago por las obras de sus antepasados. Me dejó sin habla. 

    En aquel momento, al tiempo que Adam Smith y el propio D. José María Barnuevo se preguntaban si habían oído bien, a mí me bajaba la tensión a 4 y 8. O me subía a 12 y 16, no lo recuerdo ahora mismo. Antonio Machado salía de su eterno descanso para volver a hablar sobre la envidia y el cainismo patrio, y Pérez Galdós volvía al más acá a reescribir: "La villanía es perdonable, la ingratitud no."

jueves, 21 de julio de 2016

La lectura de los necios


     El pasado domingo Pérez Reverte escribía un artículo sobre una "señora" que se había ofendido mucho por un gesto de caballerosidad del escritor a la entrada de una librería. Al terminar, el autor reflexionaba sobre lo poco que, vistos sus modales y cultura, la lectura parecía servir a la ofendida fémina.


     Y es que es ya un mal endémico la idea de que leer mucha cantidad alimenta el intelecto. Basta una conversación o un repaso a las publicaciones en redes para constatar la evolución de lo que Juan Manuel de Prada bautizó como "eruditos de google" en "eruditos de redes"; redes desde las que el mejor de los alicatadores da una clase magistral de Metafísica mediante la publicación de una viñeta con la cara de un viejete junto a un texto cuanto más escueto mejor. Y no solo eso, hasta aquí todo bien, es que no se te ocurra opinar a contrariu sensu, pues el más mínimo asomo de debate supone para nuestro erudito o erudita una declaración de guerra, una ofensa nacional.


     Por otro lado tenemos al "neoculto". El neoculto es una persona que ha leído mucho (o eso asegura). Muchas novelas, muchos libros de poesía (si es de autor desconocido, mejor), también puede que se lea todos los tuits de algún político o de escritores muy conocidos o muy poco conocidos, y hasta hace sus pinitos presentándose a la humanidad como (normalmente) joven escritor que regala al mundo su conocimiento, a un mundo que no lo entiende pero que, a su muerte, lo estudiará en las mejores aulas. Todo este potencial hace al neoculto emitir doctos juicios de historia, política, moral o actualidad desde la autoridad académica que le otorga la lectura de que hace gala, al tiempo que utiliza la verborrea progre que sí posee para vestir de veracidad su engaño, para deleite de sus seguidores y seguidoras, de sus camaradas y camarados.


     El neoculto se diferencia del culto en que el primero da lecciones de todo y no opina de nada, y el segundo da lecciones de su parcela de conocimiento y opina del resto; el primero basa sus lecciones en las lecturas citadas (cuando las hay), y el segundo en el juicio crítico producto de su estudio (no tiene por qué ser universitario, claro); el primero parece que sabe de todo porque habla de todo, y el segundo parece que sabe de todo porque habla de lo que sabe; el primero se ha formado normalmente en la Universidad de la vida, lo que da a entender que el segundo seguramente habrá vivido en Neptuno...; el primero da clases de libertad porque ha leído unas frases de Lenin en un grupo de Facebook, el segundo opina de libertad porque ha leído a Lenin (por ejemplo).

     Dejando a un lado lo anterior, o precisamente por lo anterior, tú y yo, que leemos, hablamos y escuchamos porque aspiramos a la cultura, hemos de aprender a distinguir, como decía Machado, las voces de los ecos; a que "el fascismo se cura leyendo y el racismo se cura viajando", pero claro, depende de qué se lea y de dónde se viaje, ¿no?

miércoles, 29 de junio de 2016

Rivera, no te columpies…



En un rápido repaso a los datos reales del 26J vemos lo siguiente:

   - 1/ En España hay 34.546.295 votantes de los que votaron 24.161.083 personas.

   - 2/ 7.906.185 de los anteriores lo hicieron al Partido Popular.


   - 3/ 16.254.898 personas no solo no votaron al Partido Popular, sino que lo hicieron manifiestamente en contra (exceptuando nulos y en blanco)


   - 4/ Visto lo anterior, el Partido Popular ha ganado las elecciones, pero con un 67 % de los votantes en contra.


     Teniendo en cuenta que en absolutamente ninguna papeleta aparecía Mariano Rajoy como candidato a la Presidencia del Gobierno (únicamente en la papeleta al Congreso por Madrid aparecía como Diputado número 1), el resto de Grupos Parlamentarios, que representan a unos 15.800.000 votantes tienen todo el derecho a proponer a otro candidato a la Presidencia, tal y como establece nuestra Constitución.


     Es un hecho comprensible que la gran mayoría parlamentaria no quiera a Mariano Rajoy como presidente, pues por muy buena persona que sea no deja de ser un portero repetidamente goleado, pero la autodenominada “nueva política” no puede erigirse en abanderada de la política "antisillones" y comenzar ahora el discurso con la condición sine qua non del veto a tres. Del mismo modo que el PP tiene que entender que es el más votado, pero en minoría absoluta; si quiere pactar, la mayoría absoluta del resto puede y debe exigir condiciones.


     Tras la vergüenza de unas segundas elecciones, el PSOE entiendo que se oponga, para evitar la pasokización, por lo que los elimino como opción con sentido de Estado en este momento; entiendo y deseo la abstención de Ciudadanos si no hay renovación azul; deseo esta renovación y el consiguiente voto a favor de Ciudadanos; pero ni deseo ni perdonaría a los “políticos del cambio” que se llegara a vislumbrar la posibilidad de terceras elecciones por querer sacar a relucir lo que en mi tierra llamamos “pecho palomo”.


     Rivera: te declaras, con razón, único exponente de la centralidad política en España. Así has actuado hasta ahora para disgusto de izquierda y derecha, y para deleite de tus votantes. Has perdido 300.000 votos gracias a Dios, porque no eran votantes de Centro Liberal y han preferido taparse la nariz y volver al corral. Ahora, eso sí, no te columpies…

domingo, 19 de junio de 2016

Contigo no, bicho.


    Si alguien se quiere ir al partido Liberal o al Conservador, que se vaya
Mariano Rajoy. Valencia, 2008.

    No solo Esperanza Aguirre quedó ojiplática tras esta delirante declaración de intenciones de Mariano I "el escondido". 
    Cánovas del Castillo hacía un respingo en su tumba, y, en el presente, una lista de destacados como Santiago Abascal, María San Gil, Mayor Oreja y otros, comenzaban una fallida búsqueda, puertas adentro, de los principios fundamentales "populares", encontrando únicamente un "sigue buscando".

    Mariano había invitado a cerrar la puerta por fuera a las dos bases ideológicas del Partido, y, ocho años después, los invitados a abandonar el barco han aceptado la oferta. Ahora, Rafaeles Hernandos varios fanfarronean libremente por nuestra vieja piel de toro bajo la protección de don Mariano, que ha conseguido que el barco popular ponga rumbo a ninguna parte.

    Aun así ahora resulta que "Non Plus Ultra" después de nosotros. Que somos nosotros o el caos. Y repiten el eslogan como si ese "nosotros" no fuera ya un caos en sí. Y esperan que el resto de partidos les regalen su escaños sin condiciones, porque ellos lo valen, porque les han votado 2,8 personas de cada 10. Y se sorprenden cuando no se acepta al Mariano de los Luis, sé fuerte o de los yo te quiero, coño. Y criminalizan al Psoe y a quienes hablen con él, mientras le cantan al oído "O tú o nada".

    Mariano, lo comprendas o no, en España no se vota al Presidente, sino al Grupo Parlamentario. Legalmente, el Rey podría hasta proponer a investidura a cualquier persona, esté en listas o no, que sume apoyos parlamentarios. No vendas entonces que votan a tu persona, aunque si tan seguro estás de esto podrías probar a hacer unas primarias...
No, ¿verdad? porque en el fondo sabes que si pudieran, dicho lo dicho, hasta los tuyos te dirían: Contigo no, bicho.