19/11/2016. Sábado.
Ha llegado a mis manos el último trabajo de Juan Soto Ivars, "Un abuelo rojo y otro abuelo facha. Manifiesto contra el mito de las dos Españas", así que la tarde se presentaba, por fortuna, de manta, sillón y buena lectura.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgqp_e7eJjIgmT9JViSiFkh2ZCGWv6aCf09saQkB_BjvH9zU9erGrY_7KeBTvF3_hbjP1wCYvkKD5c8K5Nx67bmfMh2ywEywTGuWVa49Av8Ya392xRI4f1TW9gtGQDTX24AXRwflRasViI/s200/IMG_20161120_192216.jpg)
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¡Tick-Tick!, anuncia mi smartphone. El mensaje es de un compañero de trabajo: - Te toca currar en Nochevieja. Echamos unas risas y, después de varios emoticonos (yo más serio que la Guardia Real Británica) dejo el teléfono en la mesa y pienso: - Al menos me toca currar.
Durante la cena, un programa de actualidad incide sobre el sentimiento de desprotección de la gente, personas que temen despertar y que hayan cortado la luz de casa, una deuda pública rampante, un fondo de pensiones que agoniza... y mi mujer que me observa desde el otro lado, cambia el canal. - Por hoy es bastante, que es sábado, dice.
La película elegida es "Maléfica". En el sofá, el niño ya está buscando cobijo en mi regazo. Me encanta ese momento de la noche. Las malas noticias del día se ven con otros ojos cuando miras la... ¡Tick-Tick! - ¡Tick-Tick! - ¡Tick-Tick!. Whatsapp me reclama con urgencia. Deslizo el dedo por la pantalla y leo:
"Dais mucha pena.
Mucha.
Además de asco y risa."
- ¿Perdona? Y la conversación continuó sin satisfacer mi esperanza de que se tratara de un error, de que el amigo hubiera errado el destinatario. La razón de esta dedicatoria no era algún comentario mío en alguna noticia importante, ni lo era algún artículo de este medio que pudiera resultar ofensivo por la importancia del contenido. No.
Resulta que estaba en curso (o había terminado) un partido de fútbol, el amigo había ganado y yo había perdido (o algo así) y yo era un completo ignorante al respecto. "Hemos ganado", que viene a ser "Hemos fornicado" tras ver una película X, por lo que "dais pena, risa y asco". Impresionante.
De este modo se aliñó la crónica de mi sábado, con más experiencias y menos estupidez. Y con esa segunda persona del plural del verbo dar a latigazos en mi mente con lo que queda de esperanza en nuestra especie.